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20 septiembre, 2021

La nutrición de una familia

​​En una comunidad de Guaymango, entre cafetales y caminos de piedras, la familia Gómez es conocida entre sus vecinos por su unión y resiliencia. El núcleo está formado por Efraín Gómez, su esposa María y sus tres hijos: Jeremías, de 6 años, Rosmery, de 3 años, e Isaías, de 2 años.

La familia Gómez vive en la comunidad Los Leones, un área alejada de la zona urbana de Guaymango. Su casa está construida con paredes de madera y no cuentan con servicios básicos como electricidad o agua potable. Para disponer del último, deben ir  caminando hasta un tanque. Han vivido en esa comunidad desde hace cuatro años, pues el dueño de la finca donde Efraín trabaja les brindó un espacio para que pudieran construir su casa. Cada día, para salir tienen que atravesar los terrenos de la finca donde vive y otras fincas cercanas. El sueño de Efraín es un día tener una tierra para construir su propia casa.

La siembra de maíz y vegetales es la principal fuente de ingresos de los Gómez. Mientras el padre se dedica a la agricultura, María se dedica a cuidar a sus tres hijos.  

Aún con limitaciones , tanto Efraín como María tratan de brindarles lo mejor a sus hijos.De acuerdo a Efraín, cuando va al pueblo, compra los alimentos básicos para todos. «Compro frijoles, arroz, azúcar y otros alimentos cuando me alcanza. Mis hijos comen de todo, pero a veces nos toca comer frijoles o tortillas con sal y queso. También el dueño de la finca nos regala frutas para los niños», dijo el padre de familia.

La prioridad de ambos son sus hijos: no dudan en proveerles lo mejor a su alcance. Por eso, cuando les comentaron que el Programa de Primera Infancia de FUSAL realizaba actividades en su comunidad, se unieron de inmediato junto a su hijo mayor, quien era y el único en aquel momento: Jeremías.

Rosmery, de 3 años (izq.) y Jeremías, de 6 años (der.) compartiendo un buen momento juntos

Jeremías nació prematuro y con severos problemas respiratorios. Pasó 44 días en cuidados intensivos en San Salvador, los cuales afectaron su peso y crecimiento. «Fue difícil para nosotros que el niño lograra ganar peso. Su problema respiratorio y el nacer prematuro hizo de esto un camino difícil», mencionó Efraín.

Luego de pasar por muchos quebrantos de salud la familia se unió al Programa de Primera Infancia de FUSAL, donde Jeremías recibió atenciones en nutrición y estimulación temprana. Su madre recibió consejos para mejorar las condiciones de su hijo en los primeros meses de vida, entre ellos: implementar la lactancia materna exclusiva. Con toda la dedicación de su madre y el seguimiento del equipo de Primera Infancia, Jeremías superó su bajo peso. 

Mientras Jeremías se convertía en un niño sano y lleno de energía, su madre, María, esperaba a su segunda hija. Como parte de las atenciones que recibió del Programa de Primera Infancia se incluyen: controles prenatales, vitaminas para fortalecerla durante el embarazo y sesiones de estimulación temprana durante el periodo de gestación . Rosmery, nació en perfecto estado, y siempre ha sido una niña sana. 

Con los conocimientos adquiridos en el programa y su persistencia, los  padres  han cuidado la nutrición de ambos niños. Ahora, con tres años, Rosmery es una niña alegre y sana.

Isaías, el menor de los tres hijos, tiene 1 año y 7 meses. Él pasó por un proceso similar al de Jeremías, pues nació con bajo peso y prematuro por unas semanas. Estuvo tres días en cuidados intensivos, pero al igual que su  hermano logró recuperarse con el apoyo de su madre, la asistencia de FUSAL y una nutrición adecuada en sus primeros meses de vida.

La familia Gómez es una de tantas familias que el Programa de Primera Infancia ha impactado positivamente. Efraín y María reconocen la importancia de la nutrición y la educación temprana para impactar la vida de sus hijos.

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