Después de 6 años de intervención en los municipios de Jicalapa y Chiltiupán, en La Libertad; y 11 años en el municipio de Guaymango, en Ahuachapán, en el cual se pudo apoyar al desarrollo y la salud de 18,954 niños desde su etapa de gestación hasta los cinco años, FUSAL firmó un convenio de cooperación con los alcaldes de estos municipios para dar continuidad en el tiempo a la dinámica y beneficios del Programa de Primera Infancia implementado, incorporando como parte de su equipo a un promotor de salud o voluntario formado por FUSAL para dar seguimiento a los logros alcanzados por las comunidades y coordinación con el grupo de voluntarias comunitarios. Este grupo será garante de mantener y continuar mejorando los indicadores de nutrición, anemia y desarrollo en los niños menores de cinco años y mujeres embarazadas del municipio. La inversión social total en estas intervenciones fue mayor a $9 millones, incluyendo las atenciones en salud, estimulación temprana, iniciativas de seguridad alimentaria y apoyo con ayuda humanitaria.
Durante los últimos dos años, los municipios de Guaymango, Chiltiupán y Jicalapa pasaron a una etapa de sostenibilidad, en la cual las actividades que promueven la primera infancia son impulsadas y desarrolladas en la comunidad con el liderazgo de las promotoras de salud y voluntarios comunitarios formados por FUSAL, trabajando en coordinación con la municipalidad. Este grupo de voluntarios son ciudadanos comprometidos con sus comunidades y toman en esta etapa, responsabilidades para seguir velando por la primera infancia en sus municipios.
Por su parte, FUSAL equipó a los voluntarios comunitarios de cada municipio con paquetes antropométricos para el monitoreo de peso y talla de los niños y con kits de estimulación temprana que contienen libros de cuentos, instrumentos musicales, diferentes tipos de juguetes para contribuir al desarrollo de niños menores de cinco años que se atienden en las comunidades.
En la etapa de sostenibilidad, FUSAL da seguimiento técnico y supervisión para reforzar conocimientos entre las promotoras de salud y voluntarios comunitarios periódicamente. Ademas, en esta etapa los voluntarios se vuelven un puente entre el Programa de Ayuda Humanitaria de FUSAL y sus municipalidades para canalizar donativos de alimentos e insumos de primera necesidad en casos de emergencias.
FUSAL, a través de su Programa de Primera Infancia, busca contribuir al desarrollo adecuado de los niños y niñas menores de cinco años en hogares en situación de pobreza multidimensional del área rural de El Salvador. Desde 2004, FUSAL ha implementado el Programa de Primera Infancia en 21 municipios del país buscando generar un cambio en los hábitos y prácticas de crianza de familias con niños menores de cinco años y mujeres embarazadas. Esto lo ha hecho a través de tres componentes programáticos: educación inicial, seguridad alimentaria y formación de voluntariado para generar sostenibilidad social.
El programa cuenta con un equipo técnico multidisciplinario que brinda atenciones personalizadas a familias con niños menores de cinco años y mujeres embarazadas con metodologías participativas para contribuir a aumentar los índices de nutrición y desarrollo en los niños de los diferentes municipios que interviene. El programa ha implementado estrategias como controles nutricionales, sesiones de estimulación temprana, educación en prácticas saludables de crianza e higiene, talleres de preparación de alimentos, entre otras. Asimismo, la fundación implementó iniciativas productivas entre las familias para mejorar su seguridad alimentaria.
Entre 2013 y 2019, el equipo de FUSAL brindó atención a 806 niños menores de cinco años y 135 mujeres embarazadas en Jicalapa, y 1,498 niños menores de cinco años y 354 mujeres embarazadas en Chiltiupán; ambos municipios del La Libertad. Por otro lado, de 2008 a 2019 en Guaymango, se brindó atención a 1,608 mujeres embarazadas y 14,553 niños menores de cinco años.
Los principales resultados de esta intervención dentro de ese rango de tiempo fue la reducción de la desnutrición crónica entre niños menores de cinco años, que ha pasado de 22% a 11% en Chiltiupán; 19.6% a 12.7% en Jicalapa y 43% a 27% en Guaymango; y la reducción en incidencia de anemia del 33% al 12% en Chiltiupán; del 31% al 14.8% en Jicalapa y del 40% al 10% en Guaymango.
La intervención en estos municipios ha sido gracias a la inversión social de socios y aliados comprometidos con la primera infancia y el desarrollo de las comunidades: Fundación Poma, Fundación Renacer, Fundación Gloria de Kriete, Fundación Strachan, Fundación Sagrera Palomo, Salvadoran American Humanitarian Foundation - SAHF, The Mathile Institute y empresas aliadas en la recaudación de fondos y donantes afiliados.
“Nuestro Programa de Primera Infancia sigue vivo en todos los municipios que han entrado en sostenibilidad liderados por voluntarios comunitarios y a partir de 2020 iniciara operaciones en municipios de la zona oriental del país que presentan altos índices de malnutrición y anemia. Continuaremos trabajando en conjunto con otros proyectos locales buscando la eficiencia e impactar significativamente la vida de cientos de familias “
Karla Segovia, Directora Ejecutiva de FUSAL.
FUSAL promueve en las familias de la zona rural la implementación de buenas prácticas de crianza alrededor de la nutrición y estimulación temprana durante los primeros mil días de vida de los niños, los cuales son clave para garantiza su desarrollo pleno y se les permita desenvolverse mejor en la escuela, tener éxito en su vida productiva, y superar su condición de pobreza.
Sobre FUSAL: En 1986, don Luis Poma y un grupo de empresarios comprometidos con el desarrollo de las comunidades salvadoreñas más vulnerables iniciaron FUSAL. Actualmente, bajo el liderazgo de Ricardo Poma, la organización ha trabajado arduamente para que miles de familias rompan el círculo de la pobreza a través de la implementación de programas sociales enfocados en salud, educación y construcción de comunidades que progresan en armonía.
La labor de FUSAL ha tenido un significativo impacto en nuestro país: distribuir más de $650 millones en ayuda humanitaria a través de su Programa de Ayuda Humanitaria; disminuir notablemente la malnutrición infantil y la anemia en 21 municipios del área rural; y facilitar oportunidades a través de estrategias de educación y desarrollo local para familias vulnerables.